Gallardo expresó lo que sintió más allá de la derrota por penales frente a Boca y la eliminación de la Copa de la Superliga; la impensada figura que tuvo el equipo en la Bombonera
Orgullo. Esa es la palabra que retumba en la intimidad de River. Se replica entre los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes. Pese a la eliminación con Boca en los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional, el mensaje quedó muy claro: es momento de alzar la cabeza. Pese a los 15 casos de Covid-19 y la necesidad de armar un equipo alternativo y un banco de suplentes con cinco juveniles llamados de imprevisto, la sensación que quedó en Núñez es que el equipo de Marcelo Gallardo estuvo más a la altura que su rival y demostró ese gen competitivo que lo caracteriza. Y que la definición por penales y el dolor de la derrota no deben opacar el digno partido que se realizó.
“Lo que no mata, fortalece”, fue una de las frases que más se escuchó entre el sábado y el domingo entre el plantel millonario. En la previa de un juego crucial que se desnaturalizó por completo por el brote de coronavirus, River debió alterar todos sus planes y se aferró a la posibilidad de tener una tarde “épica” para seguir escribiendo historia frente a la adversidad. No lo logró, ya que cayó por primera vez en seis enfrentamientos mano a mano con su clásico rival en el ciclo del Muñeco. Pero la frase del DT al plantel en la Bombonera tras el partido sentenció lo vivido: “Estoy orgulloso de ustedes, nos vamos con la cabeza en alto”.
Fue un domingo raro. River debió suspender la concentración en el Hotel Alvear Icon de Puerto Madero y dispuso un organigrama muy diferente al habitual. Por la mañana, una buena noticia llevó tranquilidad: ningún jugador de los 12 que quedaban disponibles (la lista de convocados inicial tenía 23) amaneció con síntomas y los seis convocados de la reserva dieron resultado negativo en los hisopados que les realizaron para poder estar.
Al mediodía, los jugadores almorzaron en sus casas y a partir de las 14.45 comenzaron a llegar en sus autos particulares al Monumental. Ya cerca de las 15 arribó Gallardo, quien habló con los jugadores antes de partir hacia la Bombonera. Pasadas las 16.20, la delegación se dividió en tres micros: primero partió el ómnibus de los dirigentes y, minutos después, salieron los jugadores y el cuerpo técnico en otros dos ómnibus.
Uno para cada uno, con distanciamiento en los asientos, barbijos y una particularidad: los futbolistas viajaron cambiados en pantalones cortos, buzo y zapatillas y solo se pusieron los botines al llegar a la cancha para realizar la entrada en calor. Para evitar nuevos posibles contagios, el cuerpo médico decidió utilizar lo menos posible el vestuario visitante. Ni siquiera se bañaron al terminar el partido, volvieron al Monumental sin cambiarse -solo el calzado- y se ducharon individualmente antes de volver a sus hogares.
Es que hoy habrá nuevos hisopados PCR antes de jugar el miércoles por la Copa Libertadores y el plantel solo tiene 15 futbolistas disponibles (y ningún arquero). Y no todo queda ahí: Enzo Pérez salió en el entretiempo con una molestia en el isquiotibial, le harán estudios y podría no estar contra Independiente Santa Fe en el Monumental. De confirmarse su baja, al DT le quedarán sólo 14 jugadores de los 32 que anotó en la lista, aunque en Núñez harán un pedido excepcional a la Conmebol para poder tener un arquero convocado, ya que los cuatro de lista están contagiados. A priori, difícilmente se lo acepten y podría jugar con un arquero improvisado.
Así, como Armani, Bologna, Lux y Petroli dieron positivo, el titular debió ser el quinto en consideración. Alan Leonardo Díaz recibió el sábado por la tarde el llamado de Gallardo y el domingo jugó el partido de su vida a los 21 años. Sin minutos oficiales en Reserva y tras jugar únicamente cuatro partidos en cuarta división en el año, debutó en primera en el superclásico. Y no solo eso: la rompió con apariciones claves y hasta le atajó el penal a Cardona en la definición. Fue la figura de un equipo que tuvo otros dos debutantes: el volante ofensivo Tomás Galván (21) y el delantero Daniel Lucero (19), de buena tarea en los minutos finales.
Según los datos de Opta, parte de Stats Perform, Díaz completó cuatro atajadas -entre ellas, una crucial ante Tevez en el cierre-, la misma cantidad que Armani en sus cuatro mejores partidos de la temporada. Es decir, que si lograba una más, era récord en el arco millonario en 2021. Nacido en Lanús el 27 de enero de 2000, el joven tiene como referente a Ubaldo Fillol, llegó a River en 2007 desde Ateneo, club de Lanús Oeste, había participado en selecciones nacionales juveniles Sub-17 y Sub-20 y todavía no tiene contrato profesional. Ayer hizo un papel extraordinario y su nombre siempre quedará en el recuerdo de los hinchas millonarios.
“Es muy emocionante para él, su familia, sus seres queridos verlo en una situación tan particular como debutar en un clásico en la primera de River. Nos ha emocionado porque respondió de muy buena manera”, dijo Gallardo sobre la tarea de Díaz, quien también fue elogiado por Tevez. “Lamentablemente tuvieron que jugar con el arquerito, que me sacó dos o tres pelotas impresionantes. Lo felicité porque se lo merece, es una situación que no es normal y lo hizo bien”, dijo el capitán xeneize.
Pese a las presencias de los referentes y experimentados Jonatan Maidana, Milton Casco, Enzo Pérez y Leonardo Ponzio, todos los flashes se los llevó todos Leo Díaz. Y su abrazo final con Gallardo retirándose del campo de juego terminó de representar el sentir general en River. La bronca y el dolor de haber sufrido el contagio masivo en esta instancia decisiva, que encima no pudo superar con un triunfo histórico, está presente. Pero el sentimiento de orgullo y la tranquilidad de saber que hay futuro es más fuerte.