Es la sexta causa de muerte en nuestro país. Puede ser causada por bacterias, hongos y virus como el de la influenza o el SARS-CoV-2. Los especialistas advierten sobre la baja tasa de vacunación.
La neumonía es la principal causa de mortalidad por infección a nivel mundial y, en 2019, fue una de las ocho causas de muerte más comunes en adultos, junto a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el cáncer de pulmón. Además, según datos de un estudio internacional, solo en 2019 fallecieron por neumonía más de 700.000 niños y un millón de personas mayores.
La infección puede ser causada por bacterias, hongos y virus. Suele originarse porque la persona aspira desde la boca o nariz gérmenes que llegan hasta el pulmón mientras duerme, o bien al inhalar las partículas microscópicas de saliva que todos eliminamos al estornudar, toser e incluso al hablar.
Los síntomas de la neumonía pueden variar de leves a graves e incluyen el aumento de producción de moco, fiebre, dolor torácico, dificultad respiratoria o falta de aire y dolor en puntada de costado. También puede aparecer tos, escalofríos con temblores, confusión (especialmente en las personas de mayor edad), sudoración excesiva, dolor de cabeza, falta de apetito, baja energía y fatiga.
Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, los doctores Carlos Luna (MN 46388), Alejandro Videla (MN 85057) y Laura Pulido (MN 127115) advierten que si la persona presenta estos síntomas debe acudir a su médico para un diagnóstico certero y así poder acceder precozmente a un tratamiento adecuado.
El tratamiento para la neumonía implica la cura de la infección y la prevención de sus complicaciones. El médico decidirá el tratamiento específico, que dependerá del paciente (edad, antecedentes, etc.), y de la gravedad del cuadro clínico. En general, la mayoría de las personas sanas se recuperan en una a tres semanas, pero puede ser potencialmente mortal sin el tratamiento adecuado.
La vacunación, el diagnóstico temprano y el tratamiento precoz con los antibióticos adecuados disminuyen el riesgo de morir por esta infección, que es la quinta causa en mayores de 60 años.
Vacunación y prevención van de la mano
La vacunación contra el neumococo y la gripe se recomienda a lo largo de la vida para proveer inmunidad. Sin embargo, los especialistas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria aseguran que las tasas de inmunización en adultos son deficientes. La situación de pandemia ha creado una situación de acceso insuficiente a los circuitos de vacunación, combinado con falta de disponibilidad de vacunas y la dedicación casi exclusiva de los vacunatorios a combatir el COVID-19.
La vacuna antigripal se administra anualmente a los mayores de 65 y a personas más jóvenes consideradas de riesgo por padecer enfermedades crónicas de todo tipo. En tanto, la antineumocóccica, en su forma conjugada, es de aplicación rutinaria en lactantes y niños pequeños como vía de prevención de infecciones graves y su uso ha disminuido dramáticamente la incidencia de meningitis por neumococo en este grupo. Además, esta última vacuna y otra vacuna neumocóccica más antigua son las que se usan en adultos mayores y en personas más jóvenes de riesgo.
Aunque la vacuna contra la neumonía no puede prevenir todos los casos, puede reducir las posibilidades de contraer las formas más graves de la enfermedad y prevenir complicaciones.
Cuidados y formas de evitar una neumonía
El doctor Matías Baldini (MP 447690 / MN 98598), médico especialista en Neumonología de DIM Centros de Salud, brinda las siguientes recomendaciones:
- Lavarse las manos con frecuencia, en especial antes de preparar y consumir alimentos; después de sonarse la nariz; después de ir al baño; después de cambiar el pañal de un bebé y después de entrar en contacto con personas enfermas.
- No fumar: el tabaco daña la capacidad del pulmón para combatir la infección.
- Reducir la contaminación del aire en el hogar.
- La nutrición adecuada es clave para mejorar las defensas naturales de los niños, comenzando con la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida.
- Vacunarse contra la gripe todos los años, ya que las personas pueden desarrollar neumonía bacteriana después de un caso de gripe.