Desde su muerte, el 5 de agosto de 1962, surgieron muchas leyendas sobre la blonda. Una de las más extrañas asegura que su espectro ronda en un legendario hotel en el que Marilyn vivió un tiempo
El 5 de agosto de 1962, Marilyn Monroe, el gran mito erótico de los años 50, fue encontrada muerta en su casa de Hollywood. Desde entonces alrededor de su vida y de su muerte se cuentan una gran cantidad de verdades que parecen mentiras y mentiras que parecen verdades. Entre las primeras se sabe que la rubia más famosa del cine en realidad era morena, que fue pionera en descubrir el poder que -en tiempos pacatos- le daba ser sexualmente atractiva. Es famosa la vez que le preguntaron: “¿Posaste desnuda para un calendario?”. Y ella solo respondió: “Sí, ¿pasó algo?”.
Se sabe que le sobraba belleza pero le faltaba cariño. Pasó su infancia en hogares ajenos y orfanatos, amó a muchos hombres que se enamoraban de la rubia sexy para luego pedirle cambiar su forma de vestir y sobre todo, de pensar. Sufrió violencia de género. Su entonces marido, Joe Di Maggio, al ver a cinco mil fans pugnando por observarla filmar con su vestido blanco levantado en una rejilla, se puso celoso. La golpeó tanto que, al día siguiente, tuvieron que maquillarla dos veces para ocultar el horror.
En el grupo de las mentiras que parecen verdades, sin duda el primer lugar lo ocupa su muerte. Se dijo que fue una venganza de Jimmy Hoffa, el entonces jefe del sindicato de camioneros. Se dijo que fue una conspiración para acallar su romance con el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy. Se dijo mucho porque como ella misma dijo: “Son las mentiras las que se conocen. Las cosas verdaderas pocas veces salen a la luz”.
De todas las mentiras que parecen verdades una de las más insólitas es la que asegura que Marilyn ¡vive! No es que usurpó otra identidad, que está en un programa de protección de testigos ni que vive encerrada en una mansión solitaria al estilo Brigitte Bardot. Nada de eso. Marilyn, o mejor escrito su fantasma, vive y anda rondando. Claro que tratándose de una verdadera estrella de Hollywood, el mito/leyenda urbana indica que su fantasma de Marilyn no se aparece en una casita de los suburbios, en una calle con pozos, mucho menos en una pensión barata. No. El glamour no se debe perder ni siquiera cuando sos un fantasma. Por eso el de Marilyn se aparece en el Hollywood Roosevelt Hotel.
El hotel es uno de los más famosos de Los Ángeles. Fue inaugurado el 15 de mayo de 1927 y ya desde su apertura marcó época. Para hacerse conocido no ofreció una fiesta fastuosa, no celebró un casamiento de lujo, ni fue el centro de una convención política. Todo eso resultaba poco ante lo que hicieron ellos. Organizaron la primera entrega de los Premios Oscar. El evento fue el 16 de mayo de 1929.270 personas se reunieron en el salón Blossom Ballroom para otorgar los primeros premios en una ceremonia privada que duró apenas 15 minutos. La entrada costaba 5 dólares y los presentadores Al Jolson y Douglas Fairbanks repartieron 13 estatuillas, que todavía no se llamaban Oscar.
El hotel comenzó a ser elegido por las grandes estrellas de la época que lo preferían por sus lujosas instalaciones y por su muy buena ubicación. Era frecuente ver entre sus huéspedes a Clark Gable, Carol Lombard, Shirley Temple, Charlie Chaplin y… Marilyn Monroe.
Fascinada con el lugar, Marilyn decidió pasar de huésped a moradora. Vivió durante dos años en sus instalaciones. Pero no eligió sus habitaciones sino una de las cabañas vintages que se ofrecían en los años 50. Estaba tan cómoda que cuando una revista le ofreció realizar una sesión de fotos en traje de baño, ella eligió la pileta del Hollywood Roosevelt para posar tranquila y relajada. Los que la frecuentaron en esa época aseguran que Marilyn en el hotel no solo se sentía cómoda y segura, sobre todo se sentía contenida y casi feliz.
Años después, la muerte de Marilyn conmovió al mundo. Muchos recordaron lo feliz que había sido la rubia en el Hollywood Roosevelt. Y entonces comenzaron a suceder situaciones extrañas. Algunos huéspedes aseguran que al pronunciar su nombre, los televisores se encienden y apagan y las canillas se abren o cierran misteriosamente. Más de un descreído puede argumentar que lo que relatan los huéspedes más que señal de un fantasma parecen señales de distracción. Lo cierto es que el que quiere creer, cree.
Ante la la demanda creciente de seguidores de Marilyn, el hotel acondicionó una habitación, la 213, para recordar especialmente a la rubia. La armó con muebles que ella usó y colocó un maravilloso e imponente retrato. Sin embargo, muchos huéspedes luego de pasar una noche pidieron expresamente que los cambien a otro cuarto porque aseguran que sienten ruidos extraños y una presencia que no se ve, pero ronda.
Sin duda, el testimonio/misterio más fuerte es el del espejo. Después de su muerte, el hotel guardó en un depósito varios muebles utilizados por la actriz, entre ellos el espejo donde solía mirarse, retocarse el maquillaje y sonreír antes de salir. Luego de 30 años, como homenaje o una brillante estrategia de marketing, el hotel decidió rescatarlo y colocarlo en el lobby. Desde entonces y hasta hoy empleados y visitantes aseguran que si se lo observa con atención suele aparecer la bella muchacha que les sonríe con una mezcla de tristeza y picardía.
Pero según cuentan, no solo Marilyn anda por el hotel. Dicen que en la habitación 928 se puede sentir la presencia de Montgomery Clift. El actor vivió en ese cuarto durante tres meses mientras filmaba De aquí a la eternidad. La filmó en 1953. Aprendía sus líneas en ese cuarto y cuentan que en el silencio de la noche, se lo puede escuchar repasando el guion. Una huésped aseguró que sintió que una mano se posaba sobre su hombro y que al decir el nombre del actor, esa sensación desapareció.
Mentira o no, leyenda urbana o realidad, el hotel es uno de los monumentos históricos culturales de la ciudad. Si una Marilyn sonriente se aparece o no queda a criterio del lector. Nada mejor que el hechizo de una sonrisa para olvidar la muerte y sentirnos por un rato, inmortales.
“Sola!! Estoy sola y siempre voy a estar sola, no importa lo que pase”, es la frase que escribió Marilyn Monroe en uno de sus cuadernos (Netflix)