Haca 46 años, el grupo británico Queen estaba listo para meterse en un estudio y dar a luz una de las canciones más importante de todos los tiempo. Los secretos de esta obra maestra te los contamos en esta nota.
Todos amamos la música de Queen, y con Freddie Mercury no existe grieta. Desde los que poseen oído absoluto hasta los que tenemos un corcho metido en la oreja, no existe persona que no se derrita con su voz. Lamentablemente se fue demasiado joven. Pero, por otra parte: ¿Quién se anima a decir Freddie está muerto?, ¿Qué lo mató una enfermedad?, eso es para mortales. Creo que ese hombre tenía claro dos cosas: que nunca iba a desafinar y que jamás la gente lo podría olvidar.
Hoy vamos a hablar de su obra maestra, de “Bohemian Rhapsody”. Estamos refiriéndonos de una canción increíble, importantísima en la historia de la música y que es en sí misma una declaración de principios sobre lo que significa ser artista.
En el estudio
El 24 de agosto de 1975 iniciaron la grabación en Rockfield ,un estudio remoto de Gales y demandaron tres semanas. Solo la parte operística necesitó toda una semana para que estuviera lista. Realmente nadie tenía ni idea de cómo sonaría la canción entera. Solo Freddie conocía el resultado, porque llevaba años con ese tema en su mente.
Las sesiones de grabación fueron de diez y doce horas diarias. En aquella época fueron necesarias 180 grabaciones separadas. El productor Roy Thomas no estuvo seguro de la canción hasta que comenzó a editarse
La caja de Pandora
Una rapsodia es una pieza musical característica del romanticismo compuesta por diferentes partes temáticas unidas libremente y sin relación alguna entre ellas. En este caso, el tema está construido con seis secciones diferentes: una introducción coral, una balada que hace las veces de tema principal, un solo de guitarra, una sección operática, una sección rock y, finalmente, una coda que regresa sobre la forma de la balada principal.
Ya sabemos porque se llama “Rhapsoy”, ahora nos falta contar porque “Bohemian”. Y para eso tenemos que hablar de la historia de la canción: un hombre que hace un pacto con el diablo y cuando muere, el demonio viene a cobrar su alma; el intenta escapar de sus garras y logra llegar al cielo. Entonces, se llama “Bohemian” haciendo referencia a la historia de “Fausto”, de Goethe, que vendió su alma al demonio en una región de la República Checa llamada Bohemia.
En la obra de Goethe (1749–1832), Fausto era un anciano muy inteligente que sabía todo excepto el misterio de la vida. Al no comprenderlo decide envenenarse. Justo en ese instante suenan las campanas de la iglesia y sale a la calle. De vuelta en su habitación, encuentra que hay un perro. El animal se transforma en una especie de hombre. Se trata del diablo Mefistófeles. Éste, promete a Fausto vivir una vida plena y no ser desgraciado a cambio de su alma. Fausto accede, rejuvenece y se vuelve arrogante. Conoce a Gretchen y tienen un hijo.
Su mujer e hijo fallecen. Fausto viaja a través del tiempo y espacio y se siente poderoso. Al hacerse nuevamente viejo se siente desgraciado otra vez. Como no rompió el pacto con el diablo, los ángeles se disputan su alma. Esta obra es esencial para comprender “Bohemian Rhapsody”.
Lo segundo que tenemos que saber es que Freddie Mercury era un fanático de la música clásica y la ópera. Conocía muchísimo del genero y decidió en esta obra hacer una especie de reinterpretación homenaje a todo lo que amaba. Recordemos que unos años después grabó un disco con Montserrat Caballé. Era tan estrecho el vínculo que tuvo el cantante con la música clásica que cuando murió, el día que su féretro desapareció para ser incinerado, en el West London Crematorium, sus allegados hicieron sonar el aria ‘D’amor sull’ali rosee’, de “Il trovatore”, de Verdi, interpretada, naturalmente, por Montserrat Caballé. No Rock, no baladas, Opera.
Volvamos a “Bohemian Rhapsody” y vamos directamente a la primer parte de la canción. Ahí aparece un coro de ángeles que cantan desde el cielo, y que le piden a un chico que habrá sus ojos y se arrepienta. El joven responde que es solo un pobre chico que se cuestiona si esta vida es real o es su invención distorsionada la que vive. Todo esto en el plano de lo onírico, etéreo, casi en ninguna parte. Asegura que aunque él deje de vivir, el viento seguirá soplando sin su existencia. Así que hace un pacto con el diablo y vende su alma. Ese es el disparador del conflicto.
Ahí comienza la segunda parte de la canción, este joven que acaba de tomar la decisión de venderle el alma al diablo, corre a contárselo a su madre y le dice: “Mamá, acabo de matar a un hombre, le puse una pistola en la cabeza y ahora está muerto. He tirado mi vida a la basura. Si no estoy de vuelta mañana sigue hacia adelante como si nada importara”. Mientras esto sucede, el piano nos recuerda todo el tiempo que está hablando con su madre. Presten atención la próxima vez que escuchen el tema como, con dos notas, logran hacer aparecer la palaba “mama” constantemente. Se despide de sus seres queridos y su madre rompe a llorar, lágrimas y llanto desesperado que transmite increíblemente el solo de guitarra de Brian May. El hombre asustado grita: “Mamá no quiero morir”.
La primera parte de la composición está basada en una ópera: “Cavalleria rusticana”, una obra de Pietro Mascagni. En el argumento el protagonista se despide de su madre de la misma forma que Mercury utiliza en su canción. La letra dice prácticamente lo mismo.
Comienza la parte operística. Ahora estamos acompañando al joven camino al infierno, y en el trayecto se encuentra con distintos personajes, la mayoría de la comedia del arte. El primero es “Scaramouche” que es una de estas máscaras típicas de la comedia, y le pregunta si va a bailar el Fandango. Que es una referencia al Fandango que suena al final de las bodas de Figaro de Wolfgang Amadeus Mozart.
Y a continuación dice “Thunderbolt and lightning very very frightening me” (truenos y relámpagos me asustan demasiado). Esta frase aparece en la Biblia, exactamente en Job 37 cuando dice: “The thunder and lightning frighten me: my heart pounds in my chest” (“El trueno y el relámpago me asustan: mi corazón late en mi pecho”).
El próximo personaje con el que se cruza es Galileo. Y aquí nos encontramos con dos posibles interpretaciones, por un lado la lógica, que ese hombre es nada más y nada menos que Galileo Galilei, recordemos que este científico fue condenado por la inquisición debido a su teoría de que la tierra giraba alrededor del sol, entre otras cosas; y sería también un giño al conocido astrónomo y guitarrista Brian May. Pero además, como sugiere el estudioso español Ramon Gener, puede ser una referencia al padre de Galileo: Vincenzo Galilei, que fue un músico, tocaba el laúd, compositor y teórico musical. Compuso dos libros de madrigales (una forma de proto ópera), así como música para laúd que siguen vigentes hasta la actualidad. Integrante de la La Camerata Florentina, fue uno de los padres de lo que hoy conocemos como Ópera.
En el camino al infierno el joven atormentado también se encuentra a “Figaro”, ¿Quién es Figaro?, otra mascara de la Comedia del Arte, es el Arlequín, alguien que sabe ir por la vida, recordado entre tantas cosas por su aparición picaresca en “El Barbero de Sevilla” de Gioacchino Rossini.
Lo próximo que escuchamos es “Magnifico”, y en ese tramo Freddie rinde homenaje al “Magnificat” de Bach. Por eso el coro del tema se desdobla en cincho voces, copiando lo que sucede en la opera original.
Seguimos bajando en dirección al infierno y escuchamos que nombran a “Bismillah”, que en árabe significa “En el nombre de Dios”, es la primera palabra que aparece en el Corán y la forma más antigua de invocar a Dios. Así que el mismísimo Creador aparece en escena y grita: “no te abandonaremos, déjenlo marchar”. Aquí se produce un enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal. El muchacho teme por su alma y exclama: “Mama mia, mama mia, let me go” (madre, déjame marchar). Vuelven a gritar desde el cielo que no van a abandonarlo y esta persona, atormentada por sus demonios grita “no, no, no, no, no“, hasta que finalmente se rinde: “Belcebú puso un diablo conmigo”.
Termina la parte operística e irrumpe la parte más rockera. Aquí entra el diablo, colérico y traicionado por este joven que no quiere cumplir su parte del pacto, entonces lo interpela bruscamente: ¿Crees que puedes insultarme de esta manera?, ¿Crees que puedes acudir a mí para después abandonarme?, ¿Crees que puedes amarme y dejarme morir?, el demonio está furioso ante semejante traición. Ahí el hombre, que se da cuenta que se metió en un lio, grita: ¡Solo tengo que salir, solo tengo que salir de aquí!
Nos acercamos al final del tema, a lo que técnicamente se conoce como “Coda” (cola en italiano), dura tan solo un minuto pero esconde un maravilloso secreto. De alguna manera, aquí volvemos a lo onírico del principio, con lo ángeles que aparecen y rescatan al hombre que a pesar de todo, merece ser salvado. Pero lo mágico de esta parte no es la letra, que obviamente es un desenlace maravilloso, sino lo que sucede justo al final. Porque Freddie Mercury pudo haber terminado Bohemian Rhapsody en Mi bemol, como comenzó la canción, pero como es un genio y desea que nos quede clarísimo que el joven fue salvado, termina el tema en Fa, exactamente un tono arriba.
Al final suena un gong, que es un instrumento utilizado en China y extremo oriente asiático para sanar a personas q están bajo los efectos de espíritus malignos. El joven ha sido liberado y por fin está en el cielo.
El videoclip
“Bohemian Rhapsody” fue uno de los primeros tema musical en tener un videoclip concebido estrictamente con fines promocionales. En ese momento no se denominaban así, se les decía “Pop promos”. El motivo fue porque la banda británica odiaba hacer playback. Este vídeo fue dirigido por Bruce Gowers, conocido en aquella época por haber dirigido el videoclip de “Paperback Writer” de The Beatles. Hoy Gowers es responsable del exitoso programa “American Idol”.
Volviendo al clip de “Bohemian Rhapsody”, este se rodó en los estudios Elstree en tan solo 4 horas y costó £4,500. Fue emitido por primera vez en el programa “Top of the Pops” de BBC, a fines del año 1975. No hay un solo efecto digital, todo lo que vemos se logró con luz y lentes para efectos ópticos.
Sobre la estética, una foto de la actriz alemana Marlene Dietrich del filme “Shanghai Express” de 1932, sirvió de inspiración para la portada del álbum “ Queen II” de 1974, y como era el retrato favorito del grupo decidieron utilizarlo en el concepto de la realización. La imagen, capturada por el increíble fotógrafo Mick Rock, con esos rostros de los miembros de la banda emergiendo de un fondo negro es hasta el día de hoy una de las fotos más icónica de la música. Rock siempre repite que en realidad Freddie Mercury quería ser Marlene Dietrich y por eso insistía tanto con esa estética.
Es curioso, Dietrich fue una de las primeras “Femme fatale” del cine que manejó abiertamente su bisexualidad. Por ese motivo se convirtió en un icono gay. Sus admiradores le enviaban cientos de cartas a diario hasta que murió en 1992. Hago hincapié en la correspondencia porque ella trataba de no abrir ninguno de los sobres de sus fanáticos homosexuales por miedo a contraer una nueva y peligrosa enfermedad que hacía estragos en ese momento: el Sida.
El disco
La canción es corte de difusión del disco “A night at The Opera” (Una noche en la Opera). Esto se debe a que mientras trabajaban en el estudio Rockfield se distraían viendo películas de los Hermanos Marx. Un día, habían terminado de grabar la sección operística de “Bohemian Rhapsody” y se sentaron a ver “A Night At The Opera” de 1935. Ahí se dieron cuenta de que el título del filme de los Marx encajaba perfectamente con el álbum que estaban grabando. A la banda le fascinaba el concepto de poner patas arriba un espacio tan sacro como la Opera.
Cuando fue lanzada como single, “Bohemian Rhapsody” se convirtió en un éxito comercial, permaneciendo en la cima de la lista de singles del Reino Unido durante nueve semanas y vendiendo más de un millón de copias a finales de enero de 1976. Alcanzó el número uno de nuevo en 1991 durante cinco semanas, después de la muerte de Mercury, llegando a ser el tercer single más vendido de todos los tiempos en Reino Unido.
Encabezó las listas en varios otros países, incluyendo Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda y los Países Bajos, tras lo que se convirtió en uno de los sencillos más vendidos de todos los tiempos. En los Estados Unidos la canción originalmente alcanzó el puesto número nueve en 1976. Volvió a las listas en el puesto número dos en el año 1992 después de su aparición en la película “Wayne’s World”, que revivió su popularidad estadounidense.
Leyenda
Al principio de esta nota les decía que “Bohemian Rhapsody” es claramente una declaración de intenciones sobre lo que significa ser artista. Freddie Mercury fue, es un genio y en aquella época cuando quiso mostrarle al mundo lo genial que era, entró al estudio desnudó su alma y parió “Bohemian Rhapsody”. Un monumento a la música. Pero ojo, no se dejen engañar por el compositor, porque no son las armonías, ni los galileos, tampoco las sombras, es Freddie mirándonos a los ojos, cantándonos al oído diciéndonos que mientras sople el viento nadie podrá olvidarse de él.