La hija mayor de la cantante celebra su cumpleaños convertida en una de las modelos del momento tras haber renegado de su célebre ascendencia
La primera noticia que el mundo tuvo de Lourdes Leon llegó incluso antes de que naciera. En diciembre de 1996, sentada en el sofá de Oprah Winfrey, Madonna compartía con la todopoderosa presentadora su dicha por “conseguir las dos cosas que más deseaba al mismo tiempo”. A saber: un papel protagonista en la adaptación cinematográfica del musical Evita; y su primera hija, fruto de su relación con el preparador físico cubano Carlos Leon. La joven, que triunfa ahora sobre la pasarela y obsesiona a diseñadores y editores de moda, no solo celebra este 14 de octubre su 25 cumpleaños, sino la conquista de una emancipación profesional que la llevó a renegar de su propio pedigrí, del reino del pop que estaba destinada a heredar. La it girl más callada de todas ha encontrado su voz y amenaza con convertirla también en la de toda una generación.
Porque ha sido durante este 2021 cuando Lourdes Maria Leon Ciccone, Lola para los amigos y ahora también para quienes sigan su carrera como modelo, ha dado por finalizada la política de opacidad con la que decidió manejar su proyección mediática para abrazar, ya sin complejos, un estrellato que se antoja casi inevitable. En los últimos meses, la californiana ha inaugurado su cuenta en la red social Instagram y ha ofrecido a la prensa las entrevistas eludidas durante años. También acudió por primera vez a la gala MET como invitada de pleno derecho –no como invitada de Madonna– y protagonizó la portada del ambicionado número de septiembre de la edición estadounidense de Vogue.
“La gente piensa que soy una niña rica sin talento a quien se lo han dado todo. Pero no lo soy”, alegaba la joven en la publicación, compartiendo planos con compañeras de la talla de Kaia Gerber o Bella Hadid. Para demostrarlo, Leon decidió desaparecer de la esfera pública, inscribirse en la universidad pagándose ella misma la matrícula y mudarse al barrio alternativo de Bushwick, en Nueva York. Esa fue su manera de empezar de cero y rebelarse contra el nepotismo descarado que su progenitora había promovido en torno a su figura. Con solo siete años ya actuaba junto a su madre en los premios MTV Video Music Awards y la acompañaba en las portadas de las revistas. A los 13, Madonna la nombró directora creativa de la línea de moda adolescente Material Girl —”ni yo misma sabía lo que hacía al principio”, llegó a admitir— y sin cumplir la mayoría de edad viajaba por el mundo como parte del departamento de vestuario en las giras internacionales de la reina del pop.
Lola Leon es la mayor de los seis hijos de la cantante y la primera de sus dos hijos biológicos. Después llegarían Rocco, fruto de su matrimonio con el director de cine Guy Ritchie, y los adoptados David, Mercy, Stella y Estere, naturales de Malaui. Al contrario que su madre, que ha convertido a sus retoños en recurrentes actores de reparto de su perfil de Instagram, en la cuenta de la joven no hay rastro de su vida familiar y está dedicada a promocionar sus hitos recientes como modelo. Ha sido imagen de firmas como Marc Jacobs, Burberry, Swarovski, Savage x Fenty o Stella McCartney, otra hijísima que sabe lo que es labrarse un camino alejándose de la sombra beatle. Junto a ella debutó hace cuatro años sobre la pasarela y junto a ella ha puesto en práctica su formación académica en danza al ejercer como coreógrafa y directora de una de las últimas campañas publicitarias de la diseñadora británica.
“Es una locura lo talentosa que es. Me muero de envidia porque es increíble en todo lo que hace: es una genial bailarina, una estupenda actriz, toca el piano de una forma preciosa… Tiene mucho más talento que yo”, confesaba la propia Madonna, consciente de que las comparaciones han supuesto un tormento para su primogénita. Pese a sus intentos por desligarse de la etiqueta de hija de, de ella ha heredado un compromiso activista que no oculta en sus redes —se declara feminista y ha criticado con dureza las políticas de Donald Trump— y una apuesta estética que no ha pasado desapercibida. Ya en 2018 copó los titulares al aparecer en la semana de la moda de Nueva York luciendo vello en las axilas, una reivindicación compartida por su madre desde hace décadas.
A pesar de la opacidad que ha acompañado casi cualquier aspecto de su vida personal, en el historial sentimental de la modelo aparecen nombres tan mediáticos como los de los intérpretes Ansel Elgort o Timothée Chalamet, al que denomina su “primer amor”. Desde 2017, Leon mantiene una relación sentimental con el skater y fotógrafo Jonathan Puglia, que fue testigo de excepción de la última noticia que ha tenido el mundo de la heredera: su participación en el desfile de Versace en la semana de la moda de Milán.