La rápida y deslumbrante llegada de las diferentes vacunas frente al coronavirus quizás nos ha malacostumbrado y ahora resulta tentador pensar que el desarrollo de una vacuna contra cualquier otro virus es algo sencillo… pero no, no lo es.
Conseguir una vacuna, segura y eficaz, sigue siendo un proceso que, con mucha suerte, requiere de años de trabajo, investigación y una enorme cantidad de dinero. En algunos casos, sobre todo cuando el virus es tan escurridizo como el de la gripe, una única vacuna no es suficiente y resulta necesario actualizar y renovar su composición cada temporada. De esta manera, en la actualidad podemos controlar la transmisión del virus de la influenza mediante campañas de vacunación, sin embargo la efectividad contra cepas específicas es baja debido a los “constantes cambios antigénicos” que hacen que la inmunidad preexistente sea ineficaz para las nuevas pandemias.
Llevamos décadas trabajando en el desarrollo de una vacuna universal contra la gripe, una quimera que parecía inalcanzable empieza a ser una realidad. Tan solo en esta última semana dos noticias, de grupos de investigación diferentes, se unen a los esfuerzos similares anteriores y nos presentan estudios y hasta ensayos clínicos muy prometedores en este campo.
El primero de ellos se ha publicado en Nature y se trata de un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad estadounidense de Georgia State, donde donde presentan “una vacuna universal contra la gripe desarrollada con partes clave del virus de la influenza que ha mostrado una amplia protección cruzada contra diferentes cepas y subtipos de virus de la influenza A en poblaciones jóvenes y de edad avanzada”.
Este estudio aún está en las primeras fases (cultivos de células bacterias y modelos animales, concretamente ratones) pero las conclusiones son interesantes: “Por primera se pudo producir fácilmente en cultivos celulares con altos rendimientos y se descubrió que confiere protección contra subtipos cruzados (H1N1, H5N1, H9N2, H3N2 y H7N9) en niveles similares en ratones adultos y de edad. Los resultados proporcionan evidencia de que siguiendo este método “se podría producir a gran escala a bajo costo y se puede desarrollar como un candidato a vacuna universal contra el virus de la influenza A para poblaciones jóvenes y de edad avanzada”.